Ya va a ser un mes de que te fuiste. Parece que fue mucho más tiempo.
Fueron unas semanas muy largas, entre esperar a que terminara el novenario tomó tiempo y luego los trámites de defunción pasaron tres semanas, y al fin, a penas hace unos días ya te dejamos descansar. Ya pusimos, pusieron, porque yo no estuve, tus cenizas en el nicho que escogimos.
Ya descansas en paz. Que era algo que yo ansiaba.
Quería que todo terminara para poder llorar yo solo. Para sufrir el duelo a mi manera. Y así lo intenté, así lloré cuando llegué a Canadá. Cuando regresé al departamento y me acordé de ti. Lloré cuando vi tu foto, lloré cuando escuché algunas canciones que me recordaron a ti.
Pero creo que ya se me agotaron las lágrimas. Y no es por falta de cariño, tenlo aseguro. Te quise mucho, te quiero y me acuerdo de ti.
También tengo miedo de acordarme y hacer memoria de ti y no tener muchas cosas en mi cabeza. 40 años y no tener nada sería una desgracia.
Tal vez debiera escribir esas memorias para retenerlas y para llorar y llorar.
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